Comienza así
Sin la experiencia de existir difícilmente habrá un relato. Aunque, estando, plagarnos de ellos es casi inevitable, y de eso se trata un poco estar vivos, de andar por caminos sencillos y complejos, gustosos y no tanto. Pasamos por ambos y por todos; luego, en algún punto y aparte algo sucede, algo se termina, cambia o se transforma. Las experiencias se acumulan como si fuéramos un gran libro y las llevamos con nosotros mientras seguimos andando.
Tenemos más de una historia que contar y si bien algunas pueden ser semejantes, al igual que nosotros no hay una igual a la otra. Sin embargo, es en esa semejanza en donde creo que somos capaces de acompañarnos y, tal vez, invisiblemente también ayudarnos. Sigo creyendo en que si somos varios compartiendo nuestros recorridos abiertamente, enseñando sin vergüenza nuestros aciertos y tropezones, es muy posible que alguien más pueda encontrar herramientas si las está buscando, o sencillamente compañía mientras va construyendo y reconociendo su propio camino.
Creo también que por momentos nos guardamos el dolor, la parte no bonita de la vida. No hablar de tristezas porque, bueno, es triste. En un principio creí que se trataba de mi naturaleza introvertida y silenciosa, para después abrir los ojos, levantar la mano y ver que un poco más allá las hay, semejanzas. Hay más bondad y fortaleza ahí afuera de lo que nuestros tiempos nos pueden hacer dudar.
En mi caso es como ha sido, la tristeza la he escondido hacia afuera y la he vivido en la privacidad de mis adentros. Incluso, me incomoda por sobremanera estar escribiendo sobre esto. Sucede que, ya no me importa esconderla. Sucede también, que la he convertido en algo hermoso.
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Soy Ale y soy, a veces dibujante y artista, otras, escritora invisible. A través de las imágenes y las palabras me dedico a contar historias, reales e imaginadas y me reconozco un modo de hacer que viaja entre lo decorativo, intrincado y metafórico. Dibujo porque es mi manera de hablar sin palabras, de mostrar mi modo de ver y entender el mundo, incluso a veces de enseñármelo, sin la necesidad de hacerlo literal. Cuando se volvió mi trabajo la voz permaneció en último plano y crear imágenes tuvo otras funciones. Si algo quedó de eso, es que hay que procurar encontrar el equilibrio.
Lo cierto es que, cuando comencé este blog, quería hablar sobre el proceso creativo y sus matices. De algún modo, quería compartir mi experiencia con quienes estuvieran iniciando este camino. Quería dejar escritas las cosas que me hubiera gustado saber o, al menos, haber leído antes para un andar menos desorientado.
Pensaba hablar de lo enmarañado que puede ser el pensamiento y mi fascinación por el recorrido de una idea hasta convertirse en algo más. Pensaba hablar de vivir con la intención de inspirarse, de imaginar para creer y crear otros mundos posibles. Pensaba en escribir sobre mis días y sus bifurcaciones, de mis experiencias y procesos. También de mi manía por querer hacer de todo y cómo, finalmente, encaminar tantos sueños para que encuentren su cauce.
Así que sí, este blog comenzó con brillo entusiasta y esa carita amarilla, redonda y sonriente. Sucede que, pegadita y diría que indivisiblemente al proceso creativo, está la vida, con sus vericuetos a veces incomprensibles por un tiempo.
En algún punto y coma de este reinicio probablemente vuelva a llenarme el alma de imágenes, y es muy probable que vuelva al lenguaje que mejor entiendo, dibujar y hablar sobre eso. Sigo creyendo en lo que puede llegar a ser. Sólo que esta vez la imagen como eje central no me es suficiente, hoy necesito de las palabras, y desde ahí, comienzo de nuevo.
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Creo que nos necesitamos. Creo que por distintos motivos puede haber personas sintiéndose extremadamente solas. Creo también que hay momentos en que esa soledad nos hace sentir incapaces e insuficientes. Lo sé, he estado ahí, y a veces vuelvo. Algo más sé, que en mis momentos más bajos si bien podía no tener a nadie a mi alrededor, personas que comparten sus historias me ayudaron a sostener la mía. Eso, y mi alma creativa.
Bienvenida/o, el sombrero creativo y yo estamos felices de que estés acá.
Abrazo inmenso y te espero en la siguiente historia.
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